Ubicado en los límites de México y Estados Unidos, recientemente la Sociedad Meteorológica Americana consideró este lugar como el más caliente del mundo. Este destino se ha convertido en un gran atractivo por tener las dunas más grandes de Norteamérica.

Durante el verano de 2019 la temperatura ambiental alcanzó los 56.7 °C, mientras que el suelo del desierto llegó a los 80.8 °C. A pesar de sus extremas condiciones, alberga una gran variedad de vegetación y fauna, y es el refugio de especies como el borrego cimarrón, murciélago, magueyero y monstruo de gila. Los habitantes del Ejido del Bajío han tenido que adaptarse a vivir en medio del desierto, teniendo que conseguir agua en poblaciones aledañas.